Historias de sexo

Cuando Jack se encorvó más sobre el sofá y se puso a trabajar de la misma manera en el pie derecho de Peter de la misma forma que lo había hecho con el izquierdo del joven, empezando por olisquear la sección justo debajo de los dedos de Peter, para Jack eran los dedos de Peter que olían a queso, Peter volvió a removerse en sueños, esta vez retorciéndose un poco en el sofá y murmurando: "HMMMMMM...".
Por un momento, Jack dejó lo que estaba haciendo y, arrodillado, miró a su compañero de habitación.
"Quédate doxxidoo amigo, por favor quédate doxxidoo...". rezó Peter. "No te despiertes todavía, por favor..."

"Dios mío", se dijo Peter al entrar en el apartamento que compartía con su compañero de piso, Jack. "Estoy tan cansado, completamente agotado. Menudo día de trabajo, llamadas telefónicas interminables, correos electrónicos interminables con quejas de los clientes, y luego esa larga y ridícula reunión en el despacho de mi jefe con los nuevos clientes de la empresa. ¡Tengo la sensación de que esos nuevos clientes van a ser muy exigentes, JEEZ ! ¡! ¡! Lo único que quiero hacer ahora mismo es dxxxir una hora más o menos y luego cenar algo ligero. Estoy demasiado cansado incluso para cocinar en ese momento".

Pillada oliendo las zapatillas del semental árabe, acabé haciéndole una garganta profunda con mi compañera de piso mirando. Patadas sucias, polla grande y sin escapatoria.

Introduzco las manos en sus zapatillas, sintiendo sus pies calientes a través de los calcetines blancos, con las zapatillas TN muy desgastadas. Le quito uno, meto la nariz y empiezo a olisquear. Se está poniendo muy cachondo, dejándome hacer el salvaje.

Dos jóvenes obreros de la construcción empapados en sudor dan una lección de lujuria a su rico jefe británico detrás de la pila de leña.