A veces, los verdaderos chicos de la calle sólo quieren desahogarse juntos. Cuando tu colega parece un auténtico matón -con la cabeza rapada y complexión de futbolista-, no puedes evitar imaginar cómo serán sus labios y su polla. Y para eso, nada mejor que un garaje, un colchón sucio y un poco de intimidad. Rafael empieza por chupársela a su amigo de piel dura, metiéndole la polla dura y venosa hasta el fondo de la garganta. Luego, los papeles cambian: su hermano futbolista le devuelve el favor, sorbiendo con hambre. Mientras tanto, el culo prieto y musculoso de Rafael ya está goteando y listo para la paliza que le espera. Esto es acción callejera, cruda y sin guión: puro placer entre hermanos, directamente del barrio.